Las gallinas prefieren un lugar tranquilo y oscuro para poner sus huevos sin que las interrumpan, y así asegurarse de que la mayoría de los huevos eclosionarán.
Investigadores de las Universidades de Sydney y Melbourne han observado a las gallinas alojadas en jaulas enriquecidas y han medido el nivel de corticosterona (una hormona del estrés) en su plasma y en la albúmina de huevo. Los resultados concuerdan con las recomendaciones de que las aves necesitan el acceso a un nidal para poner los huevos sin que las molesten.